sábado, 8 de junio de 2013

APRETAR LA TUERQUITA


APRETAR LA TUERQUITA

Hoy vamos a empezar con una frase que escribió una amiga, “CUANTO APRETAR LA TUERQUITA” y upss me ha dado tantas vueltas en la cabeza, porque tiene tanta razón, saben cuántas mamas tenemos esta misma pregunta.
Nuestro cerebro está compuesto por un montón de conexiones  llamadas neuronas que gira y se unen conforme la vida nos va dando aprendizaje, y bueno dependiendo de la forma en que nos desarrollemos es como giran las tuerquitas, unas aprietan más, y otras quedan medio sueltas, y yo creo que por eso, es aquella frase que te dicen  “se te zafó un tornillo o una tuerca”,  jajaja.
Pero entremos en materia, a quien debemos de apretar la tuerquita como decía mi amiga, pues nada más y nada menos que los hijos, en que momento debemos permitir y en qué momento debemos soltar, que difícil decisión, no creen? como saberlo?, por eso, siempre he pensado que a los hijos no los deberían regalar con instrucciones, y no generales,  si no, individuales, ya que es comprobadísimo que puedes tener varios hijos tratarlos en la mismas condiciones y siempre actuaran de forma diferente, y cuando esto pasa dices WHATT?????, que las falto o sobro, o que apreté mal.
En el caso de mi amiga y el mío,  pues no tenemos mucho a donde mirar, o comparar, porque solo contamos con un cerebro al cual apretarle su tuerquita, pero en otros casos he visto a mis amigas y me cuentan como sus hijos son tan diferentes, como cada uno elige, o no sé, trae incluido una programación diferente de cómo ve y acepta las cosas que le van pasando en la vida, no hay fórmulas , no hay manuales, que nos pueda ayudar a crear esa maquinaria perfecta, que pueda responder a las situaciones de la vida de la mejor manera y que pueda crear engranes perfectos para llegar a ser ese ser feliz y amado, como toda madre lo desea.
En alguna publicación anterior, mencionaba que el dolor más terrible de un padre, es perder a un hijo físicamente, pero hoy, por hoy, he descubierto que hay otro más horrible, y es el de perder a tus hijos teniéndolos físicamente, que no hay cosa a la que yo pueda temer más que no saber quién es mi hijo, que siente, que lo atormenta, que le hace feliz, o que turca tiene zafada, para comportarse como lo hace, y hablar de lo que habla, si,  hay veces que la gente vive con seres que no conoce, y que suele pedir que los entienda, pero como, si ni siquiera sabemos quien es esa persona a la que llamamos hijo, y por eso muchos padres se llevan sorpresas y dicen este no es mi hijo, porque nunca se dieron cuenta de la persona que estaba a su lado, la conceptualizaron,  mas no la conocieron, y cuando la conocieron realmente la negaron.
Por eso hoy pienso y siento, ya que también estoy  en este mundo maravilloso de hijolandia, que antes de juzgarlos o saber qué hacer con ellos, tenemos que conocer a nuestros hijos, saber de qué forma están percibiendo el mundo, cuáles son sus fortalezas y estimularlas y cuales sus debilidades y debilitarlas, hablar con ellos, aun cuando sea difícil, y localizar esa área donde haya tanto en común, que nos ayude a conectar con ellos.
Y sé que no es fácil, ya que yo, estoy en el intento, porque no quiero perder a mi hijo, y todos los días lucha contra su máquina avanzada y revolucionada,  y busco donde APRETAR LA TUERQUITA,  y a veces, creo que se, y al siguiente rato creo que lo arruine, pero lo que sí  sé, es que ahí, en el centro esta lo que más amo en la vida, y que lo seguiré intentando día con día.
Esto no es una formula, solo es la forma en que una madre está mirando la vida, pero así como la mía hay miles, así que siempre haz lo que tu corazón te indique, porque el corazón de una madre nunca falla, y definitivamente este es el  único que genera amor y hace hijos amorosos, y como yo siempre lo he profesado, con amor bien a canalizado todo puede ser.
Recuerden el cerebro de cada ser humano es diferente, y  por lo cual, siempre ante la misma circunstancia  reaccionara diferente, y esto no solo pasa con los hijos, si no con todas aquellas personas de las que te rodeas, hay que conocerlas para poder entenderlas, ya que todos hemos vivido circunstancias diferentes.



Con todo mi cariño para Ari.