viernes, 20 de marzo de 2015

EL VALIOMETRO



Alguna vez te has cuestionado, cuál es tu verdadero valor?
Hay algo que mida el valor, como un valiometro o algo así?

La verdad no lo creo, o si lo hay, lo traemos adentro, bien instalado en el autoestima, ya que esta es la base de la medición, si la traes alta, tu valor es elevado, pero si al contrario es baja, bueno cual valor?, pareciera que ambos se mueven aleatoriamente.

Por lo cual, podríamos decir que nuestro valiometro, es nuestra auto estima.
Pero realmente nosotros tenemos ese poder de valuación, o hemos decidido que lo tiene alguien más, como  una pareja,  un hijo, un jefe, un amigo un hermano, etc , etc….

Si, habemos muchas personas que pensamos que el valor de nosotros mismo nos lo puede  dar cualquiera que se atraviese en nuestro camino, si claro hasta el hijo del vecino, cuando nos puede gritar no vales nada.

Pero la realidad no es así; que cedamos el poder es una cosa, pero que el poder lo tenemos nosotros mismo, y solo nosotros, debemos saber, no a quien darle el poder de nuestro valor, sino demostrarles cuanto es lo que valemos.

En mi concepto general Todos valemos oro, y nuestro valiometro siempre debería estar en la escala más, alta, ya que para empezar, somos seres maravillosamente diseñados, y con funciones que aun en mi poco entendimiento son una perfección, andamos caminando todos los días, con una maravillosa maquinaria tan  exacta,  a la cual no de damos el valor de sus funciones.

No obstante de esto, tenemos sentimiento, que bueno, ni con el oro se podrían comparar, sabemos amar, dar, compartir, reír, e incluso llorar, y muchas, muchas cosas más. Wooowww, que increíble, no creen, si lo ves desde afuera o desde este ángulo, dirías donde, donde?, yo quiero uno, pues que crees la buena noticia es que lo tienes, y tú y solo tú puedes mirarlo así desde a fuera y decir mira todo esto es mío y no hay nada el mundo que le de valor a esto tan asombroso que soy yo.-

Por esto, ahora te invito a que no le sueltes el poder de tu autoestima a nadie que no sepa valorar la joya que eres, no dejes que nadie te subestime o se permita si quiera decirte lo que vales, porque nadie, nadie, pueda saber mejor tu valor, que tú mismo, y si algún día alguien se atreven a baluarte, será porque tiene  a un ser humano tan asombroso como tu , y no un egoísta egocéntrico, que solo mira a través de si mismo, y te pone el valor que el mismo, tiene.

No dejes tu VALIOMETRO, en manos inexpertas, y siempre mantenlo en su punto mas alto, ya que por el simple hecho de respirar ya eres muy valioso.

Hace algunos días, me cuestionaba esto que les acabo de escribir, porque quizá permití, que un inexperto tocara mi valiometro, y recordé esta historia que hace algún tiempo lei, se las dejo espero les guste tanto como a mí.



Erase una vez un joven q acudió a un sabio en busca de ayuda.

-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa q no tengo ganas de hacer nada. Me dicen q no sirvo, q no hago nada bien, q soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para q me valoren más?

El maestro, sin mirarlo, le dijo: «Cuánto lo siento, muchacho. No puedo ayudarte, ya q debo resolver primero mi propio problema. Quizá después...». Y, haciendo una pausa, agregó: «Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar».

-E...encantado, maestro -titubeó el joven, sintiendo q de nuevo era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

-Bien -continuó el maestro. Se quitó un anillo q llevaba en el dedo meñique de la mano izquierda y, dándoselo al muchacho, añadió: - Toma el caballo q está ahí fuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo pq tengo q pagar una deuda. Es necesario q obtengas por él la mayor suma posible, y no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido q puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó al mercado, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, q lo miraban con algo de interés hasta q el joven decía lo q pedía por él.

Cuando el muchacho mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le giraban la cara y tan sólo un anciano fue lo bastante amable como para tomarse la molestia de explicarle q una moneda de oro era demasiado valiosa como para entregarla a cambio de un anillo. Con afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un recipiente de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.

Después de ofrecer la joya a todas las personas q se cruzaron con él en el mercado, q fueron más de cien, y abatido por su fracaso, montó en su caballo y regresó.

Cuánto hubiera deseado el joven tener una moneda de oro para entregársela al maestro y liberarlo de su preocupación, para poder recibir al fin su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.

-Maestro -dijo-, lo siento. No es posible conseguir lo q me pides. Quizás hubiera podido conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo q yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

-Eso q has dicho es muy importante, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos conocer primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar tu caballo y ve a ver al joyero. ¿Quién mejor q él puede saberlo? Dile q desearías vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo q te ofrezca: no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar.

El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo al chico:

-Dile al maestro, muchacho, q si lo quiere vender ya mismo, no puedo darle más de 58 monedas de oro por su anillo.

-¿58 monedas? -exclamó el joven.

-Sí -replicó el joyero-. Yo sé q con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero si la venta es urgente...

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-.
TÚ ERES COMO ESE ANILLO: UNA JOYA, VALIOSA Y ÚNICA. Y COMO TAL, SÓLO PUEDE EVALUARTE UN VERDADERO EXPERTO. ¿POR QUÉ VAS POR LA VIDA PRETENDIENDO QUE CUALQUIERA DESCUBRA TU VERDADERO VALOR?

Y, diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo meñique de su mano izquierda.

Fuente: Camino al despertar



Con todo mi amor y cariño para mis seres amados, ya que ellos hacen que mi valiometro casi reviente, Gracias no cambien, mis hermosas amigas. LAS QUIERO, ustedes valen mil, nunca lo olviden.

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